lunes, 1 de octubre de 2012

El ángel perdido




Julia Álvarez, una intrépida restauradora de edificios históricos, se encuentra actualmente trabajando en el Pórtico de la Gloria, en la Catedral de Santiago. Suele quedarse hasta tarde, aprovechando la noche y la soledad del templo para poder concentrarse en los detalles. Hasta hoy. De repente escucha ruidos, y al dar una vuelta se encuentra con lo que parece ser un peregrino, que no habla español, pero misteriosamente sí conoce su nombre. Está tratando de averiguar qué busca a esas horas el extraño individuo cuando de repente un nuevo individuo entra en el templo iniciando un tiroteo. Tras sacarla a rastras de allí, este nuevo visitante se identifica como un espía norteamericano, ex compañero del marido de Julia, Martin. Éste le muestra un vídeo en que se ve a un par de encapuchados que tienen secuestrado a Martin, que envía un mensaje de auxilio a su esposa.

Una vez ha llegado la policía al lugar, continúa obteniendo información del agente estadounidense, y empieza a descubrir que su marido ha sido secuestrado por una banda terrorista que busca recuperar las adamantas. Éstas son unas misteriosas piedras que, si se activan con la persona adecuada y en el momento adecuado, se espera que abran la puerta del cielo y sirvan de módulo para mantener comunicación con Dios. Julia es una de esas personas que las pueden activar, y su marido lo sabía. 

Pero las sorpresas no han empezado aún para Julia. Mientras está conversando, una banda turca organizada lanza una emisión electromagnética que les deja inconscientes durante unos minutos. Cuando despierta descubre que ella también ha sido secuestrada por esos tipos, y empieza una aventura hacia la búsqueda de las adamantas, de su marido, de la puerta de acceso a los ángeles, sin saber que, mientras tanto, el fin del mundo tal y como lo conocemos puede estar a punto de llegar. 



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